lunes, 16 de julio de 2012

El Sol y La Luna


Hay algo hermosos en todos los sanatorios del mundo que no invita a la reflexión más sosegada: ¿Qué hemos hecho mal que la vida nos arrastra a esta suerte de convalecencia interminable? Sin embargo, convalecer hasta el infinito, contemplando pasar pasivamente los soles equinocciales y los paulatinos cambios en la naturaleza que traen consigo las estaciones del año, tiene sus nobles recompensas. Otra forma de vivir la cual nos brinda la posibilidad de cultivar en solitario la sensibilidad y la inteligencia, llegando incluso a aceptar la enfermedad como porción constituyente de lo que somos: una nueva manera de asumir el significado de la existencia que permite, acaso, indagar con relativo acierto en nuestra naturaleza interior, a ratos lúcida, a ratos desolada.
Vincent Van Gogh en el sanatorio
Lo que parecía un periodo corto de estancia entre estos barrotes que no me dejan ver bien las estrellas se a convertido en dos años de mi vida dentro de ellos. Arrastrada y despojada voy calmando mi sed y reconociendo mi enfermedad y mi debilidad, he tirado las armas en este manicomio y solo me queda respirar y ver tranquilamente las estrellas.
Una vez me recupere y pueda sentir otra vez el significado de lo que ando buscando incesante de ser encontrado podré pensar en mi libertad.
Añorada adolescencia donde nada tenía sentido que no fuera volar sin rumbo hacia el sol poniente. ¿¡Donde te encontrare!?
La Luna se ha enamorado como en un cuento encantado de un amor que no tiene fronteras. Cuentan como cada madrugada ella le espera sentada, ella reluciente como una estrella fina y de piel morena canta una canción…
El sol la espera cada atardecer de luna llena, escondido tras la puerta.

Retorcida en una esquina de una vieja calle maúlla una gata dolida de amor, le cuesta respirar y camina en torpecita y chocando con todo lo que tiene a su paso como si estuviera borracha de alcohol, arrastrándose con retortijones en el vientre, y sintiendo un fuerte dolor en el pecho camina sabiendo que su destino esta por llegar y que no hay dolor más grande que el del amor, incluso supera al mono de la pócima mágica por ansiedad. Recuerda las palabras de aquel anciano de pelo blanco brillante y mirada triste…
  
¡Ya esta aquí!
Enamorados están el Sol y la Luna 



Ilustración Mabel Piérola


domingo, 1 de julio de 2012

París


Segunda Guerra Mundial, las tropas de Hitler invaden Paris.

Una discreta taberna en el barrio de Montmartre, un lugar emblemático, la Basilica del Sacre Coeur, es uno de los puntos más altos de la ciudad y desde su colina se puede observar cosas bonitas

Era cantante, y la dueña de esa taberna. Una rebelde asustada por una guerra maldita e injusta, como todas las guerras.

Con ninguna pretensión que no fuera matar a esos "Nazis" que habían entrado en mi casa sin que yo les hubiera dado permiso.

La gente asustada corría por las calles, nadie tenía un rumbo fijo, y podía ver reflejado el miedo en sus caras, parecían almas en el purgatorio preparándose para entrar en el infierno. 

El General De Gaulle, desde Londres organizó el movimiento de resistencia de la Francia Libre, que desde las colonias francesas y en el interior mediante la guerra de guerrillas protagonizada por los “Maquis” plantó cara a la potencia ocupante.

Mi familia no sabia nada como de costumbre, nadie sabia nada. Totalmente consciente había convertido mi taberna en una tapadera clandestina, donde yo misma era una espía del gobierno Francés.

Creo recordar que maté a doce oficiales de las Waffen S.S., el cuerpo de combate de elite de esos“mamones.”

Me había convertido en una asesina sin escrúpulos. Cualquier uniforme con aquel maldito emblema era mi enemigo.

Era fácil sólo recibía instrucciones, una llamada de teléfono ¡¡maldito teléfono!!, un nombre y una cara para reconocer.

Los mataba en mi camerino, unas copas de champagne, un poco de absenta, muchas risas, y una pistola con silenciador de bajo de mi almohada.

Nunca tenia miedo seguramente por eso siempre me salía todo bien, es una postura inteligente para afrontar la vida que nos toca vivir.

Siempre estuve protegida por De Gaulle, una historia muy larga que contar, hoy me limitare solo a recordar el suceso más doloroso de mi vida.

Una noche más sin poder dormir...

Cada noche y para no perder la costumbre tomaba tres pastillas para que calmaran mi ansiedad, y poder descansar un poco. Esa noche era especial, pesadillas, sudores fríos, vueltas y vueltas en la cama, ruidos, muchos ruidos en mi atormentada cabeza, cada asesinato era una cicatriz más para recordar. Algo no iba bien, era una noche diferente ya que presentía un acontecimiento que marcaría mi vida.

Solía cantar canciones de amor, eran mis preferidas, y mi taberna se había convertido en una sala de fiestas donde no paraban de entrar Oficiales de la S.S.


Todos me miraban con ojos insinuantes, con lo cual los desafiaba con una mirada de desprecio y me reía de ellos preguntándome quien iba a ser el siguiente en morir en mis brazos


Pero esa noche entró un oficial con dos amigos borrachos, y se sentó al final del todo pidiendo dos botellas de champagne Perrier. Con lo cual presté más atención que de costumbre. 

Me acerqué al oficial como poseída por el mismo demonio y canté para él, mientras sus dos amigos entraban en coma etílico y desfallecían sin oír mi canción.    

Recuerdo sus ojos, y recuerdo la expresión de su mirada, no podía mirarlo, pero era inevitable que no pudiera quitar mi mirada de sus ojos, sus tristes ojos, todo el reflejaba un alma en pena.

No quería mirarlo, pero él insistía y seguía observando cada uno de mis gestos, insistía descaradamente, pedía a gritos que lo mirara. En unas décimas de segundo bajó su mirada hacia mis pies, y sentí como se sorprendía de verlos descalzos. Me marché corriendo como una loca después de mi última canción, quería terminar cuanto antes. Esa noche no pude saludar a nadie como de costumbre hacia después de mis actuaciones. Estaba temblorosa y me dolía la cabeza y el estómago. Me sentí ridícula, me hacia sentir mal esa situación. Me repetía no, no, no, no, no, no, no Claudia ¡¡¡ olvídate !!!

Solía cantar descalza, llevaba unos pantalones negros muy ajustados, y una camisa blanca de hombre muy escotada, ya que mis pechos eran pequeños y no se veían. Mi cabeza estaba rapada al uno y en mis actuaciones siempre me fumaba un cigarrillo. Estaba extremadamente delgada y me pintaba los ojos muy oscuros. A veces por la calle me solían confundir con un chico. Ese era mi sello, mi personaje en el escenario.

Putos pervertidos! 

De no verte nunca empezaste a venir todos los días, misma mesa, mismos amigos, mismo champagne.

Flores en mi camerino, y miles de tarjetas con palabras de amor firmadas por un tal Frederich.

Esperaba tu llegada a cada minuto del día, tus entradas por la puerta me desesperaban, ganas de besarte, ganas de abrazarte. ¡Miradas de locura!

¡¡¡Estaba loca !!!


Tus ojos ya no estaban tristes.


Un día te sonreí mientras cantaba, se me escapo, juro que no quería, no quería hacerlo, lo juro, pero sabia que eras tú quien me mandaba todas esas tarjetas escritas con pensamientos de amor y esas flores tan preciosas.

Esa misma noche picaste dos veces en mi camerino y pronunciaste mi nombre, - Claudia, Claudia... 

Estaba loca, y te deje pasar.

Seis meses de amor con un oficial de la S.S.

Paseos por los Campos Elíseos de la mano riéndonos de todo, olvidándonos de una guerra trágica y terrible. Creo que éramos los más felices. Nos sentíamos culpables a cada instante, pero entonces hacíamos el amor y se nos olvidaba.

Corría, no paraba de correr, no llegaba nunca, recordaré siempre las escaleras que estaban junto a la ópera en aquel camino que me llevaba a tu casa, quise subirlas, lo hacia siempre, era una manía para recordar que estaba feliz y para que jamás se me olvidaran esos momento de tanta pasión que viví junto a ti. Esta vez las subí de una manera distinta.

Tenías el mejor piso de Paris, ¡Dios mío! era como un pequeño palacete con los techos altos y grandes ventanas de cristal dibujadas, aunque lo que más me gustaba era la terraza donde solíamos pasarnos horas y horas hablando de nuestros sueños.

Ese día lloré sentada en tu cama durante cinco horas, y mientras no dejé de recordar todo lo que nos habíamos prometido  

Entraste por la puerta y diste el portazo más fuerte que he oído jamás, parecía que lo supieras…

Te sentaste a mi lado, me miraste con esos ojos tan preciosos que tienes. Me levanté de golpe de la cama y sin pensar me fui hacia la ventana ya que tenía que actuar, saque mi pistola, te mire y me pegué un tiro en la sien.

Recuerdo como te levantaste de la cama, recuerdo tu cara, tus gritos ¡NOOOOOOOO! 

No quiero recordar más.

- Maldito teléfono !!!

Sombras en la ciudad de la LUZ (Paris 1941)

El alma no está cerca del corazón está cerca de la mente, todo se archiva ahí.

¿Imaginación? Que bueno es imaginar...

Mi alma es mi mente, fabrico mi presente y recuerdo mi pasado, del futuro mejor no hablo, nadie sabe.

Para quien me entienda.









Kenji Himura


I
Rurouni Kenshin en la época Edo había trabajado junto al gobierno Meiji como asesino, pero una vez pasado todo esto, se hace llamar Kenji Himura, tira su katana, se consigue una de filo invertido (no corta) y se dedica a ir por japón ayudando a quien le necesite, almenos hasta que conoce a Kaoru Kamiya, una maestra de esgrima de la escuela Kamiya Kasshin Ryu, que le da cobijo y de la que se enamora.

Kauro Kamiya Kasshin es una chica alegre y extrovertida, en ocasiones puede llegar a ser muy dulce y en otras un auténtico demonio, sobre todo cuando se la provoca, también tiene una determinación increíble y es extremadamente celosa.

El primer encuentro con Kenji fue cuando la muchacha, espada de bambú en alto corría como loca gritando “Alto Battousai” entonces Kenji se asusta, pero la mujer pasa de él y arremete contra un hombre enorme que dice ser Battousai el asesino. Kauro Kamiya intenta defender su Dojo ya que por culpa de ese hombre no tiene alumnos, pero él es mas fuerte que ella y contraataca, es entonces cuando interviene Kenji que ha visto toda la escena manteniéndose al margen, y la protege usando su técnica con la espada de filo invertido.

Ella para agradecérselo lo invita al Dojo y Kenji le recuerda que es un vagabundo pero ella le dice que su pasado no le importa, lo único que le importa es que está agradecida por haberla salvado y así es como Kenji comienza a vivir en el Dojo Kamiya.

En1993, Nobuhiro Watsuki publica su primer obra propia, conocida como Meiji Kenkaku Romantan basada en un Rurouni(vagabundo) llamado Kenshin Himura, un personaje que al principio era un hitokiri (asesino) del ishin shishi durante el bakumatsu que desaparecio al final de la guerra para luego aparecer en la era Meiji. Esta obra tuvo un éxito rotundo lo cual hizo al autor muy célebre al publicar el primer tankoubon(tomo recopilatorio)de Rurouni Kenshin (llamada Samurai X en Sudamérica en 1994).

(Uno de los mejores Mangas de la historia. Refleja con claridad que uno puede llegar a ser un asesino en ciertas circustancias.)

II Empieza el baile:

Me encuentro en la búsqueda incesante de la espiritualidad ¡he tirado las armas!

Cuando te conocí solo tuve que mirarte a los ojos para saber cuantas ventanas tengo que abrir.

El miedo y la desesperación por no ver nada en mi camino que no fuera destrucción y miseria hacían de mi un hombre confundido y que no le importara nada.

Te encontré por casualidad en una habitación donde los dos recogíamos las miserias que habían dejado otros.

Era la cuarta dimensión, es un plano Astral, el cual se basa en las emociones. Acercándonos sin ninguna duda a lo que era nuestro reencuentro después de tres vidas sin ni siquiera habernos reconocido.

Salimos por la puerta de atrás corriendo hacia una felicidad casual que no sabíamos ninguno de los dos cuanto duraría.

-¿Que importa lo que piensa? si lo único que me interesa es que esa guerrera entre en mis sueños, y conozca mis secretos mejor guardados. Si es ella nada me preocupa, me reconocerá.

Despertamos en una habitación de un sótano abrazados con la resaca de los domingos. Recuerdo que mi guerrera respiraba fuerte y le temblaba el cuerpo cuando dormia, su alma entraba y salia dandole pequeños latigazos de energía.

Sentía sus miedos escondidos y la desesperación de no encontrar nada en aquel triste plano donde nos habían metido por ser tan sumamente inconscientes.

Vidas pasadas intentando recordar quienes somos.- una busqueda incesante de procesos de conciencia con la finalidad de reconocer he imponer nuestra individualidad, nuestro "YO" sagrado. Dos almas ofreciendo una luz que jamás pedimos ofrecer, un trabajo impuesto por seres con una conciencia superior. Nos llaman LOS “Kamicazes”.

Era un castigo divino por querer experimentar lo que era la vida minuto a minuto con total REBELDIA.

Pero esa noche fui feliz y nada me importaba que no fuera la mujer que tenía entre mis brazos. Tenía la fuerza de diez leones dentro de su cuerpo lleno de tatuajes, donde me morizaba su pasado, sus miedos, y quien era constantemente. Su energía era tan limpia que no me dejo dolor al separarse.

-Desperté encima de ella haciendole el amor desesperadamente para que volviera a mi lo antes posible.

Hay un plano donde todos nos comunicamos para pedir ayuda, para la evolución de la mente, se llama "OPAIKA", un camino de luz donde las conciencias inferiores negativas no pueden pasar y los "Kamicazes" no les dejamos entrar.

Samurai

“hombre de guerra” los que sirven, Guardián.

Eran luchadores, expertos en varias artes marciales. Tenían notable habilidad con el arco, la espada larga (Katana) y corta (Wakisashi), otras armas de puño y eran grandes jinetes.

No les importaba la riqueza ni las cosas materiales, pero tenían un gran interés en el orgullo y el honor.

Eran hombres de valor verdadero. Con las mismas manos que enfundaban su Katana ensangrentada, escribían poesía, o se dedicaban a la caligrafía, algunos llegaron a sobresalir en el campo de la literatura, el dibujo o la pintura.

No temían a la muerte, se enfrentaban en el campo de batalla sin importar cuales fueran las dificultades ni los resultados.

Morir en la guerra con valor, reportaría honor a su clan, a sus antepasados y a su señor.